viernes, 10 de septiembre de 2010

Cordialidad

La cordialidad no se puede definir con una sola palabra, ni tampoco se puede calificar de una manera única y exclusiva. Sin embargo es uno de los grandes valores que se aprenden en la familia y lo podemos constatar en muchos aspectos, cuando alguien llega a nuestra casa, se le ofrece un lugar en la mesa, se busca compartirle lo mejor y desde el momento de su llegada se le manifiesta mediante el saludo bien sea de mano o con un  beso y al mismo tiempo la alegría de tenerle entre nosotros.
La cordialidad se puede dar en todas nuestras relaciones humanas aunque en muchas ocasiones tal parece que andamos tan preocupados en nuestros propios asuntos que se nos olvida practicarla.  Sin embargo, es muy importante considerar que debe existir sinceridad ya que las frases amables los puede decir todo aquel que tenga un poco de educación, las palabras que decimos deben reflejar nuestro verdadero sentimiento hacia la personas. La palabra cordialidad en su etimología está referida al corazón, es decir, que aquello que se ofrece fluye de adentro hacia afuera, no es apariencia de sólo cumplir las meras normas de convivir o los buenos modales que también son importantes.

Dije al principio que el valor de la cordialidad se va aprendiendo en la familia. En efecto son nuestros padres quienes nos van enseñando a saludar, a agradecer, a compartir, a ofrecer, a ceder, entre otros. Muchas de estas acciones son signos de cordialidad. de ahí que muchos de los valores nazcan precisamente desde el corazón. Por eso puedo afirmar que la cordialidad engendra otras virtudes que fortalecen la propia identidad y las relaciones.

En nuestra sociedad se podría lograr mucho si fuésemos más cordiales en las diversas circunstancia de la vida, cuando en la calle permitimos el paso o cuando vamos conduciendo respetamos las señales de tránsito, cuando decimos unos buenos días a nuestros compañeros de trabajo, cuando cedemos un lugar a quien lo necesita, cuando reconocemos el valor de las personas, cuando escuchamos atentamente y percibimos la necesidad del otro, en cada uno de los casos se está practicando la cordialidad.

También, cuando en casa, en el trabajo, ofrecemos la ayuda a quien lo necesita o cuando reconocemos con agradecimiento a quien ha hecho algo por nosotros practicamos la cordialidad. 

Cuando pasamos indiferentes, sin las atenciones debidas, se van creando perjuicios e indisposiciones quebrantando muchas veces las relaciones humanas, es por eso importante que aprendemos a ver el aspecto positivo de todas las situaciones y de cada  uno de las personas porque, en caso contrario, si sólo se resalta lo negativo se genera un clima de desconfianza.

Vale la pena atender que la cordialidad en nada se parece a la acción por los "falsos respetos humanos", aún cuando parezcan confundirse, cuando actuamos a favor de los demás, sólo para conseguir algo, no es cordialidad sino conveniencia. Vuelvo a repetir que la verdadera cordialidad viene del corazón, si tiene otra intención ya no es un valor, o al menos ya no cordialidad. Todo brota del corazón y a él regresa.

Recuerden la cordialidad engendra cordialidad.

A continuación le voy a dar la receta para elaborar el Coctel de la Cordialidad:

¿Estás dispuesto a ser cada vez más especial? Pues bien; para lograrlo no necesitas un truco de magia, ni tampoco volver a nacer. Basta que alistes algunos ingredientes que seguro tienes de sobra, y los mezcles de manera especial. Este será el mejor coctel que vas a preparar en tu vida y lo mejor es que todas las personas que te quieren y te rodean, lo van a querer probar diariamente.

En primer lugar debes poner alegría, mucho ánimo y optimismo, de forma que la reacción inmediata ante la presencia de una persona sea siempre la sonrisa abierta. Cuando eres recibido con alegría te sientes perfectamente, porque notas que tu presencia reconforta a otras personas y tú por tu parte, también te sientes reconfortado. 

¿Cómo lo dices? En la cordialidad intervienen también las palabras que dices y el tono o la calidez que les pones. Los investigadores del lenguaje estudian el grado de afecto de las palabras que se emplean, incluso de las que significan lo mismo. Son interesantes los adjetivos que las acompañan: entre decir "niña" o "mi niña" hay un mundo de diferencia, un sencillo "mi" ha llenado de ternura la palabra. Las palabras van acompañadas de un sonido que aporta además elementos de cordialidad. Muchas veces es el tono empleado el que pone o quita la cordialidad a las conversaciones.

En este sentido resulta muy conveniente que siempre te intereses por la manera en la que expresas tus mensajes, en las palabras que utilizas para construir tus frases, en el tono que le das a tu comunicación. Anímate a incorporar en tu rutina diaria un vocabulario de alto nivel cordial y cuando hables utiliza tonalidades amables, positivas y estimulantes.

Otro ingrediente importantísimo que le debes agregar a tu fantástico coctel es la sinceridad, porque en realidad frases amables las hace cualquiera que se proponga. La sinceridad y la franqueza la debes forjar desde lo más profundo de tu corazón, de manera que todo fluya con naturalidad.

la sinceridad contribuye con la cordialidad cuando sabes buscar el aspecto positivo de todas las situaciones y de cada una de las personas porque, en caso contrario, si sólo resaltas lo negativo, las relaciones humanas pueden ir a pique.

Siempre firme! Puedes ser cordial sin perder la firmeza de tu carácter, la seguridad en ti mismo y la coherencia en tus actitudes. Si por ejemplo estás con tu familia y te ves obligado a llamarle la atención a un hijo a tu nieto o hermano, lo puedes hacer con la debida cordialidad, dándole las orientaciones necesarias para mejorar y así no volver a incurrir en la misma falta. Tu firmeza jamás te va a impedir ser dulce y especial. Quizás muchas personas piensas que quien actúa con firmeza, poco a nada tiene de cordial, lo cierto es que están completamente equivocados. La cordialidad no tiene por qué reñir con la disciplina o la rectitud. Ser firme y ser cordial son actitudes que forman contraste, pero se enriquecen mutuamente.

Espero sea de gran utilidad la receta, para que cada uno de nosotros prepare su propio coctel y demuestren la fuerza de su corazón (tiende la mano, regala una sonrisa)...

Con cariño..! Carlos Paredes

1 comentario:

  1. Excelente Carlos me encanto sobre todo la parte donde dices: "cuando actuamos a favor de los demás, sólo para conseguir algo, no es cordialidad sino conveniencia. La verdadera cordialidad viene del corazón, si tiene otra intención ya no es un valor, o al menos ya no cordialidad. Todo brota del corazón y a él regresa."

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